Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters: 100 años

Por Martín Cristal

Dónde va la gente cuando muere

Edgar-Lee-Masters-Antologia-de-Spoon-River-CatedraSi los clásicos son obras que perforan los tiempos, precedidas por una fama creciente que les granjea adhesiones automáticas —muchas veces desconectadas de la molestia de leer—, cabe preguntarnos entonces si alguno de ellos necesita una recomendación como la de este blog. Quizás no la necesiten aquellos cuya gloria ha devenido oficial y en consecuencia ha generado instituciones culturales o políticas estatales destinadas a perpetuarlos por todo el orbe; quizás sí los que —a pesar de sus méritos y su evidente permanencia— no cuentan con todo ese blindaje extra, no ocupan un lugar tan prominente entre las otras altas cumbres, y por ende no son tan conocidos de antemano. Este último parece ser el caso de Edgar Lee Masters (EE.UU., 1868-1950) y su Antología de Spoon River, cuya primera edición hoy cumple cien años.

Génesis de un pueblo

Masters se crió en el interior de Illinois. Estudió abogacía y a los veinticuatro años se mudó a Chicago. En 1893 se estableció como abogado laboral de trabajadores, inmigrantes, huelguistas y sindicatos. Abogado de día, escritor de noche: un tironeo constante entre su profesión y su vocación (otro “clásico” en las vidas de escritores). En un intento por bancar económicamente su literatura, quiso ser juez; a diferencia de nuestro Juan Filloy, Masters no lo logró.

A los cuarenta y seis años de edad, ya había publicado once libros, pero seguía siendo casi un desconocido. Hasta que, durante una visita de su madre en mayo de 1914, conversa con ella sobre su tierra de origen. Lugares, personas… Tras despedirla, Masters vuelve a casa rumiando una idea: plasmar “un microcosmos que represente un macrocosmos”. Enseguida escribe “La colina”, el primer poema del futuro libro.

Lo siguen muchos otros, que Masters escribe entre otras actividades: cuatro, diez poemas por semana, durante meses. Los publica periódicamente en una revista. En 1915, la editorial Macmillan los recopila como libro. Pronto la Antología de Spoon River se transforma en un verdadero best-seller de la poesía norteamericana.

Del libro y su forma

En la obra, Masters sitúa un pueblo ficcional, Spoon River, en la zona de Illinois donde se crió. Imagina a sus habitantes; más precisamente, a sus muertos. Recordemos que uno de los llamados “tópicos literarios” es el de la pregunta por los muertos (en latín ubi sunt: “¿dónde están?”). Masters ubica a los de Spoon River en la colina de su cementerio. “Todos, todos están durmiendo en la colina”, dice el verso que se repite en el primer poema.

Lo sigue una selección —una antología— de casi 250 almas, entre las muchas que descansan en ese camposanto. Cada poema tiene por título el nombre de una persona, y es una declamación breve en la que esa persona resume quién fue, cómo fue su vida. Un poco como epitafios, salvo que no son propiamente las palabras grabadas en las tumbas de los muertos, sino sus voces.

Desde el borracho del pueblo hasta el prohombre; desde la madre que murió en el parto hasta la licenciosa que huyó del pueblo. Todos tienen su momento y van tramando las interrelaciones de la sociedad. Por ahí hasta se cuela algún personaje de la vida real, aunque romantizado: Anne Rutledge, novia de Abraham Lincoln (su epitafio literario se hizo real: hoy la lápida de la verdadera Rutledge lleva en relieve el poema de Masters).

Anne-Rutledge-grave-by-Larry-Senalik
La tumba de Anne Rutledge. Foto: Flickr de Larry Senalik.

|
El libro puede leerse como una novela en verso libre. Hay varias historias narradas con epitafios que se refieren mutuamente: maridos y esposas, amigos, enemigos… linkeando esas referencias mutuas podría hacerse una versión hipertextual en la web.

Masters es fiel a las particularidades de su región, pero en paralelo sostiene siempre un hálito de poesía clásica. A pesar de la febrilidad con que fue escrito en el día a día, el poemario presenta una sólida concepción formal en su conjunto. Se asemeja a la de la Divina comedia: al organizar la edición en forma de libro, Masters dispuso a los personajes viles, simplones o fracasados primero; de ahí en adelante ordenó a los demás en un creciente ascenso de virtudes (cristianas). Irónicamente, el último personaje lleva como nombre “Webster Ford”, el seudónimo con el que Masters había empezado a publicar los poemas (al terminar la serie ya firmaba con su nombre real).

One hit wonder

Masters se mudó a Nueva York, donde intentó capitalizar su fama para dedicarse sólo a escribir. Y, apretándose el cinturón, lo hizo; sin embargo, tuvo que resignarse a que ninguna de sus nuevas obras lograse superar el éxito de su Antología… ni siquiera su secuela, The New Spoon River (con la que amplió los “muertos revividos” a unos 600).

A pesar de su gran producción, a Masters puede pensárselo como un one hit wonder, y a su Antología de Spoon River como una obra poética que, en su concepción, se adelantó a la idea de “territorio ficcional”. En la narrativa del siglo XX, dicha idea cobraría fuerza más tarde, por ejemplo con el Winesburg inventado por Sherwood Anderson, y luego con el Yoknapatawpha de Faulkner y sus famosas derivaciones latinoamericanas: el Macondo de García Márquez, la Santa María de Onetti…

A todos se les adelantó Masters. Pero seguramente a ninguno de ellos le importe ya: hoy todos, todos duermen en la colina.

_______
Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters. Poesía. Cátedra (Letras Universales), 2004 [1915]. Edición de Jesús López Pacheco. Traducción de J. López Pacheco y Fabio L. Lázaro. 384 páginas. Con otra versión recomendamos este libro en “Ciudad X”, La Voz (Córdoba, 2 de abril de 2015).

Un pensamiento en “Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters: 100 años

  1. Pingback: Lincoln en el Bardo, de George Saunders – El pez volador

Los comentarios están cerrados.