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Las alegrías, nueva novela
Después de mucho trabajo y dedicación,
Caballo Negro Editora publica Las alegrías.
Esta nueva novela es la tercera de la tetralogía novelística que inicié con Las ostras y siguió con Mil surcos (sin ser estrictamente una continuación o una saga: los tres libros pueden leerse en forma independiente).
La presentación será el día
viernes 13 de septiembre, a las 21 hs.,
en Bastón del Moro
(Bvd. Chacabuco 483, Córdoba, Argentina).
Leticia Ressia dirá unas breves palabras.
Los recibiremos con vino y música.
¿Nos vemos ahí?
Preparación para el amor, de Leticia Obeid
Por Martín Cristal
Éste es el texto que escribí para la presentación de Preparación para el amor, novela de Leticia Obeid (Caballo Negro, 2015). 8 de julio de 2015, en L’Ecole Bon Appetit, Ayacucho 333, Córdoba.
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En Preparación para el amor, segunda novela de Leticia Obeid (Caballo Negro Editora, 2015), una artista argentina —que se mueve en el universo de las artes visuales pero que también escribe— conoce a un joven cineasta palestino que está de paso por Buenos Aires. No son Scherezade y Onur y no comparten mil y una noches. Sólo pasan juntos trece noches, las suficientes para enamorarse. ¿Se enamora la artista realmente de ese hombre en particular o simplemente estaba “con ánimo de amar”, tal como titulaba Won Kar Wai una hermosa película suya (In the Mood for Love)? Y el cineasta palestino, ¿estará igualmente enamorado de ella? ¿Está dispuesto a profundizar una relación, a dejarse llevar por el amor?
Parece que sí: él da clases en Berlín y, ante la inevitable separación, invita a la artista a que vaya a Alemania y pase un tiempo con él. Ella acepta encantada (literalmente). Ya conoce Alemania, especialmente Frankfurt (de sus visitas previas trata la primera parte del libro, titulada “Heidi”). Tampoco la atemoriza el invierno europeo, así que allá va ella, con todas sus estrategias de amorosa cazadora y todas las incertidumbres de una nueva presa del amor.
El texto, entonces, además de construirse mediante la lógica secuencial y acumulativa de cualquier diario íntimo, se irá entreverando con los rasgos de una crónica de viaje. Recordemos que Leticia Obeid participó anteriormente en una antología de crónicas de viaje editada por Caballo Negro, titulada Los visitantes (2011). Su crónica en ese libro era la de un viaje a México DF. Viví un tiempo en esa ciudad y recuerdo que los mexicanos tienen un dicho —toda una opinión— sobre la situación de dos amantes geográficamente distanciados. Ellos dicen: Amor de lejos, amor de pendejos. No quedar atrapados en la lógica de desearse solamente por Skype es quizás otro buen motivo para que la narradora decida viajar a Berlín.
Ahora bien, a esta artista no le basta sólo con saberse enamorada: ella además quiere saberlo todo sobre el amor. Esta ansiedad reflexiva trastoca su diario; se había propuesto escribir una página por día sin por eso circunscribirse a un tema dado, pero —de a poco y en cierta medida— el texto se le convierte en un tratado sobre el amor.
La novela se estructura en un vaivén entre el relato principal del reencuentro amoroso y una larga serie de notas (que el libro prefiere no ubicar al pie de la página como es tradición hacerlo, sino en las páginas pares; el texto central del diario se lee en las impares). Estas notas —cuya recurrencia nos recuerda vagamente a David Foster Wallace— suelen expandir el relato en digresiones ensayísticas sobre diversos temas, aunque lógicamente el tema central nunca deja de ser el amor.
A veces las notas también expanden el argumento, presentando ramificaciones del viaje o más detalles de la experiencia amorosa. Un tercer uso que Obeid les confiere es el de insertar materiales adicionales —letras de canciones, por ejemplo—, un poco como Cortázar lo hace en la tercera sección de Rayuela. En el libro también hay imágenes intercaladas entre el relato principal, un poco a la manera del escritor alemán W. G. Sebald.
Tenemos, entonces, una narración heterogénea entretejida con densa reflexión: del mismo modo en que, según nos dice la narradora, a ella le gusta organizar las actividades de cada día, este libro también mezcla las acciones “más intelectuales con las más domésticas”.
El carácter reflexivo de la narradora no logra ser refrenado ni siquiera por su analista, que le pide que deje el autoanálisis. Pero a ella la escritura le ofrece un terreno que la enfoca y que le sirve, según ella misma confiesa; y entonces, interpreta. Analiza. Se sienta y escribe cosas como ésta: “El enamoramiento es un momento anticapitalista, de puro gasto y pérdida, de potlatch y, a veces, de locura; […] después viene el amor, que es otra cosa”. Y también: “El texto enamorado […] es como una especie de conjuro para sostener un estado, una forma, extender un momento o volverlo espacio”.
Pensamientos de este tenor remiten inmediatamente a los Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes; en efecto, la referencia a ese genial diccionario del amor no tarda en aparecer en la novela. Así como es posible leer el Werther de Goethe apoyándonos en el libro de Barthes, también se puede leer el libro de Obeid a través de esa misma lente. En mi opinión, las entradas de Fragmentos de un discurso amoroso más aplicables a Preparación para el amor serían ocho:
- El rapto amoroso inicial (ese arrebato, que siempre se analiza en retrospectiva);
- Conducta (sintetizable en la pregunta “¿Qué hacer [con esto que me está pasando en este mismo momento]?”);
- Comprender (acción quizás mejor expresada en la frase “Quiero comprender lo que me ocurre”);
- Escribir (todo sobre un “inexpresable amor”);
- Incognoscible (lo inapresable que resulta el amor para el intelecto);
- Contingencias (término que abarca todos los “Acontecimientos, reveses y contrariedades”);
- Salidas (búsqueda de soluciones hipotéticas para las crisis amorosas); y…
- Insoportable (aunque esto será mejor no detallarlo aquí).
En algunas escenas puntuales figuran dos conceptos más: la Dedicatoria y la Escena (¿qué pareja de enamorados no se ha enzarzado en una escena?).
Escribe la artista en su diario: “Releo a Barthes y su Discurso amoroso porque me resulta terapéutico y reconfortante. Me siento menos idiota…”. Sería entonces su hemisferio racional el que se apoya en Barthes, en reflexionar a lo Barthes, para sacarla a flote del vaivén de sus sucesivas contradicciones amorosas.
Ese torbellino de contradicciones de esta enamorada resulta central; se manifiesta en expresiones oximorónicas, como por ejemplo (cito):
“Mi cabeza entiende que estoy hecha una tonta inteligente.”
“Anoche decidimos que me voy yo a Berlín, a verlo. A estar juntos, nomás, todo lo que se pueda. Me parece una locura, pero muy lógica…”
Dicho estado nos remite a la condición intrínsecamente contradictoria del amor, cortocircuito que Shakespeare ya pintaba en Romeo y Julieta. Temprano en la obra, Romeo define al amor con una seguidilla de hermosas contradicciones. Aquí en la traducción de Neruda:
¿Por qué el amor que riñe? ¿El odio que ama?
¡Y de la nada todo fue creado!
¡Vanidad seria! ¡Levedad pesada!
¡Informe caos de agradables formas!
¡Pluma de plomo! ¡Humo que ilumina!
¡Salud enferma! ¡Fuego congelado!
¡Sueño de ojos abiertos, que no existe!
(Podemos recurrir también a un ejemplo más cercano en el tiempo y el espacio: “Pasajera en trance”, de Charly García, canción que dice: “un amor real es como dormir y estar despierto / un amor real es como vivir en aeropuertos”. De paso ese verso nos devuelve al tema del viaje).
Así las contradicciones a las que el amor somete a esta artista. “La única independencia que tengo en este momento, con respecto a vos, es la música…”, dice ella, pero vive atrapada escuchando una misma lista de Grooveshark todo el día: es la música que le recuerda a él.
Romeo, en otra parte de la obra, también define al amor como una “locura juiciosa” (a madness most discreet). En el mismo sentido, Obeid escribe: “La obsesión amorosa […] es un estado parecido a la psicosis”.
Aun sin conocer la vida privada de Leticia Obeid, la “sensación autobiográfica” que emana del texto es alta. Esa misma sensación ya la habíamos tenido al leer su novela anterior, Frente, perfil y llanura, editada por Caballo Negro en 2013. Sabemos, claro, que difuminar las categorías de autor y narrador es uno de los juegos más frecuentados por la ficción, y también que buena parte de cualquier ficción consiste en poner una mentira muy cerca de una verdad. De ahí que esa “sensación autobiográfica” en el lector deba tomarse como una virtud del texto, ya sea por la verosimilitud lograda en la construcción de sus mentiras o por la natural honestidad con que expone sus verdades.
Cada lector podrá elegir qué creer. ¿Serán los preparativos de este viaje (o todos los viajes anteriores) la “preparación para el amor” que la espera en Berlín? ¿O será toda esta experiencia en sí misma la preparación para un amor todavía más hundido en el futuro, uno que logre equipararse con las historias de amor de nuestros abuelos, que tanto nos gusta idealizar?
Para saberlo tendremos que leer. Y dejarnos enamorar por esta novela.
Mil surcos: hoy, en Río Cuarto
Mil surcos: la novela se presenta hoy
Apuntes incompletos para una Tetralogía elemental
Por Martín Cristal
Con Las ostras (2012) empecé una tetralogía, cuya segunda entrega es Mil surcos (2014; ambas novelas publicadas por Caballo Negro Editora). Las dos pueden leerse en forma independiente y en cualquier orden. Aquí van algunos apuntes formales sobre este proyecto narrativo.
Mi propósito es escribir cuatro novelas que a la larga puedan funcionar como una especie de edificio ¿piramidal? que presida el paisaje donde se han ido y se irán instalando mis otros libros: construcciones más o menos cercanas o con caminos más o menos interconectados según cada caso. La tetralogía puede quedar como un proyecto independiente y cerrado, o bien volverse un núcleo permeable para todo lo demás. Esto sin privarme de intercalar esporádicamente, por gusto o divertimento, otros libros que resulten totalmente ajenos a su tetraedro.
En cuanto a la forma del proyecto en sí —y siempre en el plano del deseo—, cada una de estas novelas intentará conectar su poética con uno de los cuatro elementos clásicos —Las ostras fue la novela “de agua”; Mil surcos es la novela “de tierra”; las próximas serán las “de aire” y “de fuego”—. Buscarán abarcar al menos cuatro generaciones de personajes (padres, abuelos, hijos y nietos). El tiempo de lo narrado intentará ser plástico y no correlativo en todas ellas, aunque en general también se corresponderá con otra figura cuaternaria: primero, un relato que surge de la vida madura (historias de paternidad, en el presente pero con el eco de un “pasado reciente”); otro de la vejez (el “pasado mítico” o lejano, expresado en las historias de inmigración); otro de la juventud (el “presente eterno”) y otro de la infancia (el “futuro incierto”). Algo así:
Las cuatro novelas tendrán estructuras abiertas y títulos cortos (todavía no sé el título para el conjunto). Compartirán algunos personajes, pero su continuidad no estará dada en la forma de una “saga” (definida por la ilación argumental), sino en el sentido más abierto de las relaciones estéticas y formales que, como intento explicar aquí, puedan establecerse entre los cuatro textos.
Mil surcos, nueva novela
Contentísimo: después de mucho trabajo,
Caballo Negro Editora publica Mil surcos.
Esta nueva novela obtuvo una mención del
Fondo Nacional de las Artes 2013. Integra la tetralogía novelística
que inicié con Las ostras (sin ser una continuación o una saga:
ambos libros pueden leerse en forma independiente).
La presentación será el día
martes 18 de noviembre, a las 19 hs.,
en el Espacio Cultural MUMU
(Rivera Indarte 55, Córdoba, Argentina).
Adrián Savino dirá unas breves palabras.
¿Nos vemos ahí?
Las ostras: en La Cumbre, hoy
Más sobre la novela:
Presentaciones de Pablo Dema y Diego Vigna
Reseñas de Carlos Schilling y David Miklos
Novela del mes en Sur de Babel
Las ostras, ahora también en e-book
Ahora la novela también está disponible
en versión electrónica
(en formato .epub, a un precio accesible y sin DRM)
Ver otros Amabook
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En papel puede conseguirse desde
el sitio de Caballo Negro Editora.
Las ostras: en Buenos Aires, este sábado
↓
Más sobre la novela:
Presentaciones de Pablo Dema y Diego Vigna
Reseñas de Carlos Schilling y David Miklos
Novela del mes en Sur de Babel
Las ostras, selección de abril de 2013 en Sur de Babel
Me alegra enterarme de que en abril de 2013
Las ostras es el libro elegido por Sur de Babel,
club de libros independientes que, desde Buenos Aires,
realiza «una selección mes a mes de la literatura más escondida
que se edita en nuestro país y en toda Latinoamérica».
Sus coordinadoras,
Josefina Heine y Victoria Rodríguez Lacrouts,
leen lo que las editoriales independientes publican,
haciendo un seguimiento de sus novedades. Eligen difundir
aquellas propuestas de calidad que no resultan tan visibles
como las de los grandes grupos editoriales.
¿Interesado en ser parte del club? ¿Ganas de saber más?
Toda la data en su website:
www.surdebabel.com.ar
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Las ostras: hoy, en Río Cuarto
Premio «Alberto Burnichón» 2011-2012 para Las ostras
En cada Feria del Libro de Córdoba
se otorga el premio “Alberto Burnichón”
al libro mejor editado entre los de la producción local
del último año. Tengo el agrado de que el trabajo hecho
por Caballo Negro Editora con mi novela Las ostras
haya sido el distinguido en la reciente entrega del premio.
Mi gratitud y mi reconocimiento al editor, Alejo Carbonell,
y también a todo el equipo de Caballo Negro, con el que ha sido
un verdadero gusto materializar este libro. Felicitaciones.
Las ostras: la novela se presenta hoy
Las ostras, nueva novela
Finalmente y con gran alegría para mí,
Caballo Negro Editora publica Las ostras.
Es aquella novela que merodeó el Premio Provincial en 2010.
Un texto con el que empecé una nueva etapa en mi trabajo de escritura.
La presentación será el día
martes 22 de mayo, a las 19:30 horas,
en Cocina de Culturas (Julio A. Roca 491, Córdoba).
Pablo Dema será el encargado de decir algo inteligente.
Yo sonreiré mucho y haré lo que pueda. ¿Nos vemos ahí?