Sobre el bloqueo del escritor, de Victoria Nelson

Por Martín Cristal

Destrabalenguas para escritores

Victoria-Nelson-Sobre-el-bloqueo-del-escritorEn el cine ya vimos cómo Barton Fink esperaba en habitaciones oscuras en las que el empapelado se despegaba mientras ninguna frase llegaba a su máquina de escribir. Vimos a Nicolas Cage luchar contra un libro que no conseguía adaptar al cine (El ladrón de orquídeas). Vimos a Woody Allen enredarse en la vida de un escritor bloqueado cuyo nombre era, irónicamente, Harry Block. Y por supuesto, vimos a Jack “Torrance” Nicholson literalmente enloquecer frente a su máquina de escribir en el desolado hotel de El resplandor.

El escritor bloqueado, como personaje, es frecuente en el cine porque presenta un conflicto relativamente sencillo de exponer en imágenes —en su exterioridad—, conflicto que a la vez los espectadores asumen interior sin necesidad de mayores explicaciones. Ellos sólo precisan saber que hay una intención (escribir), que esa intención es frustrada por algún motivo personal y que eso saca al personaje de su zona de confort para ponerlos en marcha a él y a la película. Si tiene suerte, al final de su peripecia el protagonista destrabará su lengua escrita y terminará el texto que se proponía, o creará otros nuevos.

Ahora bien, si es uno mismo el que escribe y sufre un bloqueo, ¿a quién recurrir antes de terminar persiguiendo a toda la familia con un hacha? Una buena fuente puede ser el tratado Sobre el bloqueo del escritor, de la escritora californiana Victoria Nelson.

Aparecido originalmente en 1985, y con versión definitiva de 1993, el libro cita a una multitud de escritores —casi siempre en referencia a sus procesos creativos— e incorpora elementos de la psicología para definir al bloqueo como un veto del yo inconsciente al “programa exigido por el ego consciente”. Es por esto que el escritor, al reclamarse con insistencia por no escribir, termina atacándose en andanadas crecientes de odio autoinfligido.

Si la llave reside en el inconsciente, dice Nelson, de nada servirá abrirnos paso por la fuerza. Una salida natural puede ser la de devolver la escritura a los reinos del juego y del placer, bajando los niveles iniciales de exigencia. En efecto, las ambiciones excesivas pueden ser una de las fuentes del bloqueo, pero Nelson tipifica muchas otras: el arrancar “en frío” a escribir una obra que se prevé extensa o difícil (como un corredor que quisiera largarse a correr una maratón sin haber entrenado antes en distancias más breves); o pervertir la disciplina de escribir regularmente hasta convertirla en una obligación inflexible, una fuente extra de frustración; o no reconocer que la procrastinación, más que una falla de la voluntad, puede ser una protesta exasperada del inconsciente; o trastocar un perfeccionismo saludable en una obsesión malsana.

Jack-Torrance-Ice-Block

Relacionarse mal con la idea de “éxito” también motiva frustraciones y bloqueos. Pueden ser por no haber establecido una definición de qué significa el éxito para uno; o por temerle antes de conseguirlo; o por tener miedo de no poder sostenerlo una vez conseguido; o, sencillamente, por no sentirse capaz de obtenerlo nunca. Para cualquiera de estos casos, Nelson se pregunta: “¿Es el éxito en el arte más importante que haberlo practicado tan bien como nos haya sido posible? […] “¿Lo es más que el éxito en la vida misma?”.

La autora también considera otros casos particulares: el bloqueo de los escritores novatos o “potenciales” que, ante las “posibilidades ilimitadas” de la literatura, no salen nunca de su “nido de sueños” para encarar una obra que, al publicarse, podría confrontarlos con la medida real de su propio talento; el de los precoces que un buen día se frenan; el de los tesistas y estudiantes que no consiguen pasar del estadio “acopio de notas” al de seleccionarlas para convertirlas en un libro; el de quienes encajan su talento o sus aptitudes en un molde inadecuado, a veces por error propio, a veces por imposición de la sociedad en sí…

En su exhaustividad, el libro alcanza la dimensión de un tratado. No sólo se tipifican todas las variantes resumidas aquí, sino que, entreveradas con esas fundamentadas descripciones, también se ofrecen algunas soluciones. Por ejemplo: reconocer nuestro ritmo interno; enfocarse en el presente al escribir, relajarse y disfrutar; tratarse a uno mismo con respeto, medirse en avances propios, no caer en la comparación con otros autores; reconocer que el proceso creativo a veces es locuaz pero otras veces está marcado por silencios que también pueden ser activos; guiar la experiencia creativa sin querer controlarla totalmente; reencajar el perfeccionismo en límites saludables, sin llegar al extremo de perder la capacidad de autocrítica; confiar en nuestras convicciones frente a la crítica externa, siempre subjetiva y cambiante; reconocer que la reescritura obsesiva a veces sólo es una táctica dilatoria; mantener la constancia del acto escritural aunque cada día recaiga en proyectos o ideas distintas. El libro presenta al bloqueo como una pieza más del juego, y hasta propone que puede usarse en favor del proyecto escritural que el autor tenga entre manos.

Incluso si uno escribe pero no se encuentra (o no se reconoce) bloqueado, la lectura del libro resulta igualmente interesante. En parte por su eventual funcionamiento como factor preventivo para el problema; pero, sobre todo, porque Nelson también enseña a escribir. No es que la autora ofrezca herramientas técnicas de escritura (reglas de redacción y gramática, recursos narrativos u otras materias así), sino que, al mostrar cómo opera el oficio constante de la escritura —con el fin de clarificar lo que sucede cuando esa constancia se interrumpe—, Nelson termina dándonos un certero panorama del ritual íntimo de escribir: lo que está en juego tras las bambalinas del proceso creativo de escritura. Un proceso que es saludable asumir como algo fluido y dinámico.

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Sobre el bloqueo del escritor, de Victoria Nelson. Tratado. Península, 1997 [1993], 240 páginas. Recomendé este libro en “Ciudad X”. Córdoba, 3 de septiembre de 2015.

La década posteada. Blogs de escritores argentinos (2002-2012), de Diego Vigna

Por Martín Cristal

La semana pasada tuve el gusto de participar, junto a Carlos Schilling, en la presentación de La década posteada. Blogs de escritores argentinos (2002-2012). El libro condensa una investigación exhaustiva que Diego Vigna realizó durante los últimos cinco años. Integra la colección Gryga, dirigida por Marcelo Casarin y coeditada por el sello Alción y el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba.

La que sigue es una versión más completa del texto que leí en la presentación (entre los agregados incluyo una «posdata» sobre El pez volador).

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Diego-Vigna-La-decada-posteada-blogs-de-escritores-argentinos-2002-2012Como escritor, Diego Vigna no es ajeno al uso del blog: desde 2006 hasta la fecha lleva adelante el suyo, Ponte una oveja; y, durante dos años y medio, supimos compartir (con él y con Alejo Carbonell) la coordinación de un blog colectivo dedicado a la producción literaria de Córdoba: El lince miope.

En su nuevo libro, de corte académico, Vigna afirma que el blog-de-escritor como “fenómeno” —así se lo tipificó desde los medios culturales— creció “empujado en mayor medida por autores jóvenes en busca de visibilidad”, “con los ojos puestos en las redes pero sin abandonar el deseo editorial”. En nuestro país, el uso de este formato digital por escritores (emergentes y no tanto) tuvo un matiz particular, ya que se dio en simultáneo a “la reformulación del campo intelectual y literario por la crisis estructural que atravesó Argentina a fines de 2001”.

De la superposición circunstancial de esa época de oro de los blogs con los gobiernos sucesivos de Néstor y Cristina Kirchner, deviene el título del libro, paráfrasis de la famosa frase con que la Presidenta calificó a dicho período (“la década ganada”). Vigna bautiza “la década posteada” al decenio “de pruebas y ‘formas’ escriturarias que alternaron y alternan entre soportes impresos y virtuales, y que, tras la crisis de 2001, se nutrió con los clichés siempre dispuestos a ser renovados: el ‘auge de la subjetividad’ y de su inscripción en distintas formas textuales de la literatura contemporánea y de otros discursos marginales a la ficción; la ‘exaltación del yo’ fomentada por las formas de expresión digitales, las ‘formas orales’ aplicadas al universo literario, en el devenir cotidiano”.

Su trabajo toma dos interrogantes como ejes:

1. Qué publicaron y publican los escritores en sus blogs, qué relaciones se pueden encontrar entre estos autores, sus publicaciones virtuales y sus obras editadas en papel.
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2. Por qué (y para qué) los escritores que ya tienen una obra publicada en papel, y que pretenden (o se encuentran en camino de) una distinción de sus obras en el seno del mercado editorial, decidieron mantener un blog periódicamente.

Teoría, autores y blogs analizados

Tras una síntesis del marco teórico que circunscribe la tarea —basado en autores entre los que se destacan Benjamin, Barthes y, sobre todo, Bourdieu (en lo que refiere al “campo” literario y artístico, y al “juego” de legitimaciones que lo define, asunto que encuentro especialmente interesante)—, llega la necesaria delimitación de su corpus de análisis. Vigna eligió centrarse en los blogs de los siguientes autores [aquí van en orden alfabético; selecciono algún extracto del análisis que le toca a cada uno en el libro, sin agotarlo en ningún caso]:

  • AGUIRRE, Carolina:
    www.bestiaria.blogspot.com | “[Su] trabajo en Bestiaria alcanzó, además de un caudal de visitas y comentarios desmesurado, distinciones internacionales […] [que] evidenciaron un camino de consagración en un universo cultural antes desconocido […]. Un aspecto básico para consagrar un trabajo en medios digitales y en red es la visibilidad exacerbada, es decir, la masividad…”.
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  • ANDRUETTO, María Teresa:
    www.narradorasargentinas.blogspot.com | “[Su] blog fue creado con el propósito de ‘subir’ sus columnas sobre narradoras argentinas escritas para los diarios […]”. “…Se convenció de abrir un blog cuando los lectores comenzaron a escribirle para que les enviara ‘las notas que no encontraban en el enlace del diario’”.
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  • BERTI, Eduardo:
    www.eduardoberti.blogspot.com | “…Su forma de vincularse [con los lectores] es desde las obras y desde los aspectos de cada autor citado que no remiten a su intimidad sino a los aspectos subjetivos o vivenciales que influencian sus textos.” [Más sobre Berti en la posdata, al final de este post].
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  • BUDASSI, Sonia:
    www.enmediodelcampo.blogspot.com | “…Una escritura [la de su blog, no la de sus libros] desatenta a la prolijidad, muchas veces catártica, acercándose a la esencia íntima del ejercicio de diario […]: el desinterés por la forma como puesta en escena”. […] “Posts breves, muy fragmentarios, con una sintaxis muchas veces confusa y sin corrección, como si el valor hubiese estado en el mismo vértigo del ejercicio. Anotaciones sobre su intimidad y su trabajo, en aquellos años como redactora del suplemento Cultura del diario Perfil”.
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  • CASCIARI, Hernán:
    www.orsai.es | www.editorialorsai.com/blog | “…el intenso recorrido de Hernán Casciari […] merecería un análisis aparte. […] Hoy Orsai es muchísimo más que un blog […]. Todo un proyecto que en un período temporal brevísimo capitalizó casi una década de trabajo en la web, obteniendo un poder de consagración nuevo, invertido”.
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  • CHEJFEC, Sergio:
    www.parabolaanterior.wordpress.com | “…no concibió a su blog como un blog sino como una plataforma donde incluir textos fragmentarios o ensayos, reproductora de una ‘cuasi inmovilidad’. […] “Prueba y ensaya en el formato blog por su carácter ‘flotante, derivado de su inmaterialidad’, intentando ‘desestabilizar’ su dinamismo”.
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  • COELHO, Oliverio:
    www.conejillodeindias.blogspot.com | “…Durante el primer año escribió fragmentos de narraciones, introducciones a textos ajenos, recomendaciones, ensayos muy breves, semblanzas políticas, y muchos de sus contenidos remitían a los rasgos de un diario…” […] “[Más tarde] consolidó su producción crítica y periodística y [su] blog terminó por convertirse en un espacio de difusión de eventos y actividades y de réplicas de sus trabajos en este sentido”.
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  • CRISTAL, Martín:
    www.elpezvolador.wordpress.com | [Ver comentario completo al final de este post, en la posdata].
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  • GARCÍA LAO, Fernanda:
    www.fernandagarcialao.blogspot.com | “…Abrió su blog por ‘practicidad’: el origen estuvo marcado (2006) por la intención de enviar notas de libros, fotos y material relacionado con la obra propia” […]. “Ha publicado muchas imágenes y posts sobre sí misma, en contexto de exposición; en [García Lao07] se la podía ver leyendo en público, como también en [García Lao08], donde publicó fotos de la presentación de su novela Muerta de hambre, firmando ejemplares y posando”.
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  • INCARDONA, Diego:
    www.diasqueseempujanendesorden.blogspot.com | “…No sólo jugó el juego de la difuminación de toda frontera entre lo imaginado y lo vivido sino que también expuso el origen de una matriz de producción, los intereses personales y literarios que luego expandiría en sus novelas incorporando otros recursos de la ficción ‘de género’” […] “…El crecimiento narrativo, fomentado por la articulación entre las cualidades del formato y sus intereses ‘de época’ […] dieron como resultado su despegue literario”.
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  • LEVÍN, Federico:
    www.moscas.blogspot.com | “…Tensó (tensa) al máximo el concepto de diario, sin romperlo. Después de un comienzo similar a sus colegas, decidió a partir de 2007 publicar un post por año, un mismo día de noviembre, narrando distintos balances de su vida en una suerte de parte anual, indefinible bajo un rótulo”.
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  • LINK, Daniel:
    www.linkillo.blogspot.com | “…Pionero en el mantenimiento de blogs, abrió Linkillo en 2003 […]. En los dos primeros años publicó cuatro posts por mes, pero en 2005 publicó 1190 posts.” […] “coherente con su posición teórica, terminó deviniendo en un espacio inconmensurable […]”. “…Vale la pena destacar las secciones ‘Diario de un televidente’, ‘Notas sobre cine’, ‘Notas sobre arte’, ‘Libros recibidos’ y ‘Método’, donde (entre tantas otras) se almacenan sus textos en torno a la crítica de obras artísticas, a comentarios sobre figuras del espectáculo y sobre productos de la industria del entretenimiento”.
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  • MAIRAL, Pedro:
    www.elseniordeabajo.blogspot.com | www.pedromairal.blogspot.com | “…El señor de abajo estaba supuestamente administrado por tres personas, dos de las cuales eran heterónimos del autor: Adriana Battu y Miguel U.; y ofreció una bio-bibliografía más seria en el otro [blog] (Pedro Mairal).” […] “…[Mairal] rescataba de la escritura en los blogs […] una cierta ‘frescura que prescinde de la intención literaria en el peor sentido de lo literario’ […], resultado de ‘bajar las pretensiones sobre la forma y la formalidad’. Eso incluye una forma del ensayo, de la experimentación, el ‘soltar la mano’”.
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  • NEUMAN, Andrés:
    www.andresneuman.blogspot.com | “Su labor parece prescindir de toda improvisación y, a diferencia de Mairal, de cualquier atisbo de incorrección. Su presencia en el campo literario, asociada con grupos editoriales de distinto calibre, premios y publicaciones en el extranjero, es pulcra e inequívoca…”. […] “…su blog remite a la idea de un cuaderno de apuntes y reflexiones, breves, que en su encadenamiento exponen una cotidianeidad.” […] “). El blog es ‘joven’ (2010), como el de Pablo Ramos. Pero a diferencia del de Ramos, es previsible”.
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  • NIELSEN, Gustavo:
    www.milanesaconpapas.blogspot.com | www.mandarinasdulces.blogspot.com | “…Ha utilizado Milanesas con papas para publicar algunos textos contextuales sobre su narrativa, publicada parcialmente, a su vez, en Mandarina”. […] “…Mandarina lleva como subtítulo “Los cuentos de Gustavo Nielsen” y reúne casi todos sus cuentos editados y algunos fragmentos de sus novelas. Había por esos años (2005) una intención de ofrecer un medio alternativo al mercado editorial…”. “[En Milanesa…] su forma de acercarse al diseño, además de las novedades literarias, se distingue por el trabajo con dibujos, croquis y proyectos (es arquitecto)”.
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  • OYOLA, Leonardo:
    www.tigreharapiento.blogspot.com | “…A pesar de que su obra logró repercusión dentro de esa misma manada de escritores-blogueros que crearon ciclos de lecturas y otras formas de vinculación, dejó de considerar al blog como un sitio adecuado para mostrar el work in progress” […]. “Dijo: ‘para difundir el trabajo de uno hay otros medios más acordes. Somos narradores, no bloggers. Hay una diferencia. Y si el blog conformó grupos o círculos de autores son endogámicos. Igual valoro el formato como algo para darse a conocer’”.
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  • PIRO, Guillermo:
    www.wimbleblog.com.ar | Pionero al igual que Link, Piro “ha ofrecido posts deslocalizados (nacionales e internacionales) y variopintos (desde noticias literarias, culturales, humorísticas, deportivas, etcétera)…”. […] “La prosa de Piro, más allá de sus artículos y columnas, terminó ofreciéndose breve: apenas se ha limitado a presentar noticias, novedades, reflexiones de terceros. Las funciones que ha reproducido durante tantos años son, ante todo, la de replicar información de otros medios, gráficos y digitales, y también la original: replicar sus propias columnas y trabajos”. […] “Dividido por secciones, y con la totalidad del archivo dispuesto al final de la plantilla, el espacio consagró su valor como portal de cultura y como herramienta de visibilidad…”.
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  • PRON, Patricio:
    www.patriciopron.blogspot.com | www.elboomeran.com/blog/539/patricio-pron | “…Mantuvo un Dossier de artículos propios que enunció más puro de lo que realmente fue y es: en su versión ‘oficial’ de El Boomerang se restringió a publicar sólo artículos, mientras que en su espacio personal sumó sutiles recursos de la autopromoción y jugó el mismo juego de sus colegas, contradiciendo su propia crítica sobre los motivos que han llevado a la pérdida del prestigio social del escritor y del intelectual en el seno social, a manos del mercado. La tensión se explicó por los reparos nacidos de querer ocupar una posición dominante y a su vez querer prescindir del mercado; éste es un ejemplo que sin embargo deslizó una ‘autoconsciencia’, la ‘mentira’ con la que el autor define la construcción de la figura de autor que tanto trabaja.”
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  • RAMOS, Pablo:
    www.laarquitecturadelamentira.blogspot.com | “[Su] búsqueda fue una interacción con las personas que lo leen, no con las que escriben. Desde ese lugar se ubicó como un apasionado de la literatura, dejando de lado los vínculos con colegas o estrategias de difusión explícitas: el foco estaba en su trabajo literario, en sus proyectos conjuntos, y en lo que opinarían los lectores de su work in progress.” […] “En su intención se notaba la importancia de obtener respuestas por lo publicado: su blog, excediendo la idea de diario, se constituyó como una plataforma de crónicas o ‘comunicaciones a los lectores’…”.
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  • RONSINO, Hernán:
    www.silabasnegras.blogspot.com | “…cambió progresivamente […] el carácter de sus publicaciones: en los primeros dos años probó con su prosa, y luego dedicó el espacio a replicar contenidos ajenos, o propios producidos para otros medios”. […] “Ronsino dijo no haberse preocupado demasiado por desarrollar su participación en el blog, en tanto mantenimiento periódico y atento: el blog no terminó de captar su interés como formato de creación y publicación”.
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  • SUÁREZ, Patricia:
    www.discretoencanto.blogspot.com | “…es quien mejor representó el modo de transitar el camino (ida y vuelta) entre la escritura y la lectura: desde su primera intención como lectora de abrir un espacio para almacenar en forma virtual textos de terceros, hasta la consolidación posterior de estas prácticas (sobre todo durante el 2009) que, como dijo, influyen directamente en su producción”. […] “Su espacio se ha ofrecido como un baúl inmenso de retazos literarios y pictóricos”.
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  • TERRANOVA, Juan:
    www.elconejodelasuerte.blogspot.com | www.elcocinerosalvaje.blogspot.com | “…de los dos rasgos que pude reconocer en el devenir de su prosa cotidiana (la escritura aforística y el trabajo con la anécdota) el primero se ofreció con recurrencia en los últimos tres o cuatro años del blog y el segundo fue más explotado cuando […] las redes sociales no estaban tan popularizadas…” […] “…Solía publicar columnas de opinión y críticas de libros… […]. En esos contenidos Terranova consolidó una prosa crítica de valor, a partir de colocarse en el espacio del lector. A diferencia de muchos textos que ofreció como ficcionales y que muchas veces no se lograban despegar del tinte anecdótico, en esta faceta el autor se destacó por una prosa lúcida, que también solía abandonar para dedicarse a ciertas provocaciones.” […] “…Una disposición recurrente en él […]: hacerse visible mediante la búsqueda del efecto”.

Para asegurar la permanencia de algunos aspectos que ilustran lo sostenido a lo largo de todo el trabajo, Vigna lo complementa con ejemplos (capturas de pantalla en PDF) referenciados online, en el blog www.ladecadaposteada.wordpress.com.
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Síntesis final

La década posteada se estructura desde lo general (la teoría introductoria sobre Arte y Técnica; las definiciones de Autor, Campo, “lo Actual” y “lo Literario”) a lo particular (Internet —ese “mundo nunca conocido del todo”—, los blogs y los blogs-de-escritores)… aunque también resulta muy interesante leerlo —o releerlo, o recordarlo— en el sentido inverso: desde la descripción minuciosa de una veintena de blogs de escritores argentinos, se amplían y se desnudan (sobre todo ante los ojos del “lector-no-escritor”) varios mecanismos del “jueguito de los escritores”: sus luchas en el plano de lo simbólico, las estrategias con las que procuran legitimar su trabajo y visibilizarlo para alcanzar más (o a ciertos) lectores y, en algunos casos, incluso para “profesionalizar” su actividad escritural.

Sintetizando bastante lo que en el libro es prolijo y pormenorizado, se puede decir que los usos generales que Vigna encuentra entre los escritores argentinos analizados abarcan el del blog como diario “éxtimo”, antes que íntimo; o como espacio para estimular la comunicación directa con los lectores; o como cuaderno de apuntes, borradores, backstages y pruebas preliminares de escritura, al modo de los extras en un DVD o en pos de ir puliendo un estilo propio a la vista de todos; o bien como archivo, en plan de “antología personal”; o como vidriera, en tanto instrumento de prensa; o como obra en sí, cuando se construyeron como producto ficcional (en el caso de las llamadas “blogonovelas”); y también, finalmente, como revista personal o portal cultural (con recomendaciones de libros, selecciones de citas, entrevistas, etc.).

Algunos autores superpusieron varios de estos usos; otros eligieron conscientemente uno solo de ellos; y otros empezaron centrados en alguno/s de esos usos pero, con el tiempo (y con la irrupción de las redes sociales, que a los blogs “les robaron el alma” vinculante y relacional), terminaron usándolo para otra cosa, o disminuyendo la frecuencia de posteo hasta, directamente, abandonarlo.

Desde El pez volador, y respecto de cualquier corpus relacionado con “lo literario”, siempre hemos apreciado más los mapas que los rankings. Eso hace Vigna: mapear, describir el abanico de usos que una constelación de escritores argentinos le dio a este formato digital durante la década que abarcó su auge.
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Cordoba-Marcelo-Barchi
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Posdata: consideraciones sobre El pez volador

Logo-El-Pez-VoladorEn La década posteada, Vigna clasifica a El pez volador en un uso cercano al que Eduardo Berti da a su bitácora (Bertigo) —el uso símil “revista personal o portal cultural”—, si bien lo distingue de ése y otros blogs por el empleo que aquí hacemos de la infografía de temas literarios. Dice en su libro:

Eduardo Berti, como el cordobés Martín Cristal, aún dedican su blog casi en su totalidad a la literatura, aunque sus nombres no ocupan el centro de atención. Sus blogs funcionan como espacios casi “serviciales”, apuntados a satisfacer el deseo de los lectores que gustan por conocer aspectos personales y anecdóticos de los artistas, críticas de libros, contextos de producción o reflexiones filosóficas. El blog de Berti (Bertigo) intentó compartir el valor de la exposición con los lectores, naturalmente a partir del criterio del autor (también editor); Berti sostiene con dedicación el vínculo con los lectores (hasta 2013 respondía a casi todos los comentarios) y también con los escritores, aunque su forma de vincularse es desde las obras y desde los aspectos de cada autor citado que no remiten a su intimidad sino a los aspectos subjetivos o vivenciales que influencian sus textos. El caso de Cristal es distinto, pero cercano en el objetivo de fondo: dedicado a la administración prolija y minuciosa de su espacio (El pez volador), sostiene el vínculo con sus lectores a partir de la atención a cada intervención en los comentarios, y con un plan de “actualización” determinado por una regularidad admirable, entre críticas y notas de color sobre la producción literaria en general, no restringida a lo latinoamericano. […]

Por el lado de Martín Cristal, su trabajo se ha distinguido de otros autores a partir de la conjunción cuidada y pensada entre la posición del escritor como crítico literario y el juego con lo visual y el diseño del espacio multimedial. Cada uno de sus posts se ofreció y se ofrece como una verdadera pieza de diseño web, pero en un sentido intensamente cultural: las imágenes tienen tanto peso como el contenido de sus reflexiones, notas y reseñas, hasta el punto de que, en la evolución de El pez volador, ha innovado en el universo de las lecturas de autor con un subgénero antes deconocido: los gráficos y mapas críticos de recorridos de lecturas, sobre todo en torno a obras literarias extensísimas. Los gráficos han intentado ilustrar las relaciones entre conceptos y momentos de las obras, casi como en un juego propio, de inquietud estética, que busca reproducir los vericuetos del acto de lectura; los mapas solían aparecer en su espacio cuando las “dimensiones” de las obras exigían otros modos de estructurar los contenidos de la crítica. Esto puede verse en [Cristal01, 02 y 03]. [pp. 153-154]

La historia de las cosas, de Annie Leonard

Por Martín Cristal

Planeta no retornable

Annie-Leonard-La-historia-de-las-cosasAnnie Leonard (Seattle, 1964) viajó durante diez años por el mundo como activista de distintas agrupaciones ecológicas, hasta que entendió que los múltiples maltratos al ambiente del planeta no debían ser combatidos aisladamente, sino con una mirada integral. El punto de confluencia para problemas tan diversos lo encontró en la llamada “economía de los materiales” (el sistema de producción, consumo y desecho de los bienes). En 2007 condensó sus conclusiones en un video didáctico de 20 minutos, titulado The Story of Stuff, el cual ya fue visto por millones de personas.

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El video funciona como llamado de atención y suscinta declaración ideológica. Los conservadores norteamericanos señalaron a Leonard como una “Marx con cola de caballo”; muchas otras personas, en cambio, quisieron saber más, y así llegó el libro: La historia de las cosas, una argumentación pormenorizada que sustenta las ideas del video, avalada por una abrumadora cascada de fuentes y datos (referenciados en más de 700 notas al pie).

El razonamiento inicial de Leonard es tan sencillo como alarmante:

  1. La mayoría de nuestras cosas transita por un sistema lineal de cinco etapas (Extracción, Producción, Distribución, Consumo y Desecho);
  2. aplicamos ese sistema en un planeta con recursos naturales limitados;
  3. ningún sistema lineal puede aplicarse indefinidamente a un conjunto limitado de recursos.

Conclusión: la tendencia actual es insostenible. Algunos recursos naturales sí son renovables, pero desde hace casi treinta años que venimos “sobregirando” la cuenta: cada año consumimos más temprano todo lo que la Tierra podría regenerar en ese mismo año. Según Global Footprint Network, al “presupuesto” de recursos planetarios para 2014 ya nos lo liquidamos en los primeros ocho meses. Es decir que hoy, al año, consumimos los recursos producidos por el equivalente de 1,5 Tierras (el 0,5 sobrante proviene, por ahora, de los recursos preexistentes).

Las cinco partes del libro se corresponden con las cinco etapas del sistema. El panorama de la Extracción es el más previsible: tala indiscriminada, petróleo sucio, minería venenosa, todo casi siempre en condiciones de trabajo insalubres para la población local, usualmente explotada y expoliada.

Para ilustrar la etapa de Producción, Leonard hace un seguimiento de algunos productos cotidianos. El derrotero de una remera de algodón, de un libro, de una computadora o de una lata de gaseosa revelan procesos sucios o cuestiones como la “huella hídrica” (la forma en que un país A “se toma” el agua de un país B mediante los cultivos y las fábricas que instala en él); o evidencian el absurdo de hacer latas descartables que son más caras y difíciles de fabricar que la gaseosa que contienen; o informan sobre la toxicidad del PVC y los “retardantes de llama” —sustancias químicas que se agregan a los materiales para demorar que se prendan fuego—; o señalan los alcances del reciclado y la forestación responsable FSC-Certification(un detalle de la edición: tiene el sello “FSC” del Consejo de Administración Forestal, el cual certifica que el papel del libro proviene de bosques gestionados responsablemente. Además es reciclable, no fue hecho con cloro y fue impreso con tintas vegetales).

La Distribución es más intrincada que nunca en esta era de shoppings cercanos y maquiladoras distantes; el seguimiento sólo es posible mediante poderosos sistemas informáticos. Para ejemplificar su frenesí, Leonard se vale de tres casos paradigmáticos: una tienda suiza de ropa (H&M) y nuestros conocidos Wal-Mart y Amazon.

Los ejemplos de la etapa de Consumo son tomados de la meca del capitalismo, Estados Unidos. Hipermercados, tarjetas de crédito, obsolescencia planificada, moda y publicidad: todo está diseñado para acelerar el ciclo de compras y aumentar el volumen de nuestra basura.

En cuanto al Desecho, Leonard nos recuerda que por cada kilo de basura doméstica, se produjeron previamente entre 40 y 70 kilos de basura industrial. Enterrarla conlleva riesgos y un espacio que nadie quiere cerca; por eso hay corporaciones que exportan su basura, tirándola en otros países. ¿Incinerar? De lo peor, devuelve los elementos tóxicos al aire. ¿Reciclar? Es bueno, pero sólo como última opción: lo ideal, sostiene Leonard, sería desechar menos. Además muchas empresas cacarean sus reciclajes como una excusa para no encarar cambios más profundos.

Hay que cambiar de paradigma, dice Leonard. Rediseñar productos teniendo en cuenta no sólo su consumo, sino también las otras etapas (extracción, desecho). Usar menos recursos. Reutilizar. Prestar y pedir prestado. Querer menos cosas. Propone que activemos menos como consumidores y más como ciudadanos, defendiendo nuestros derechos a la salud y al bienestar de nuestras comunidades. Además de acciones individuales, propone (con ejemplos) la organización y el activismo colectivo: formas más efectivas de influir en quienes toman las grandes decisiones, nacionales o globales.

Superando el pesimismo que destila el análisis de la situación, Leonard afirma sus esperanzas en “la certeza de que existen sistemas alternativos” y de que “si hay suficiente cantidad de gente que quiere cambiar, juntos podemos trazar un camino distinto”.

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La historia de las cosas, de Annie Leonard. Ensayo sobre política ambiental. FCE, 2010. 392 páginas. Recomendamos este libro en “Ciudad X”, La Voz (Córdoba, 4 de septiembre de 2014).

Contra el fanatismo, ensayos de Amos Oz

Por Martín Cristal

Contra los fanáticos de la muerte

Amos-Oz-Contra-el-fanatismo-SiruelaEste pequeño libro compila tres conferencias de Amos Oz, dictadas entre 2001 y 2002 en la ciudad alemana de Tubinga. No requiere que uno sea experto en política de Oriente Medio. Cualquiera puede abrirlo y entender sus ideas centrales. Es principalmente un ensayo, no un texto de Historia. En sólo 100 páginas, Oz ofrece su sencillez discursiva para ayudarnos a comprender uno de los problemas de fondo del complejísimo conflicto palestino-israelí, que desde julio suma otro episodio cruento, de violencia desproporcionada, y repudiable por donde se lo mire.

Creo importante dar a conocer aquí algunos de los conceptos vertidos por Oz en este libro. Sugiero su lectura para completar la concatenación de las ideas centrales que trataré de sintetizar sin desconocer que todas las dificultades para una posible solución del conflicto se han agigantado en los doce años transcurridos tras estas conferencias, ni tampoco que las ideas de Oz se enmarcan en las de una izquierda en creciente desventaja en los últimos veinte años de elecciones en Israel.

En su primera conferencia, Oz apunta a la identificación del fanático (del bando que sea). Lo pinta como aquel que cree que cualquier fin justifica los medios; alguien que suele carecer de imaginación y adoptar una actitud de superioridad moral, una traba de acero para todo acuerdo. Es también alguien que odia el cambio, que no puede concebirlo para sí —el fanático ve a quienes eligen el cambio como “traidores”—, pero que, al mismo tiempo, contradictoriamente, quiere obligarte a cambiar. Algo importante es que sus actos violentos no sólo buscan dañar a ese “otro” que es su enemigo; en simultáneo, apuntan a generar una atmósfera tal que los moderados de su propio bando se conviertan, también, en fanáticos. Oz considera el conflicto de la zona como una tragedia, un conflicto territorial “entre derecho y derecho”. “No es una guerra religiosa. Aunque los fanáticos de ambos bandos hagan lo imposible por convertirlo en una guerra religiosa”.

En la segunda conferencia, el escritor —con sintaxis sencilla, sin mezquinar matices, con conocimiento del problema y con su habitual voluntad de accionar positivamente (Oz fue uno de los fundadores del movimiento Paz Ahora)— propone que sí es viable una solución. Para empezar, lo primero y principal es que ambas partes no se nieguen mutuamente. Sólo así podrán trabajar sobre un acuerdo, en el que cada uno tendrá que hacer importantes concesiones, sí o sí. “Va a doler de lo lindo”, dice Oz. A la imprescindible creación de dos estados independientes la compara con un divorcio rarísimo “porque las dos partes en litigio se quedarán definitivamente en el mismo departamento” al que, claro, habrá que hacerle serias reformas: Oz propone la creación de “dos Estados atendiendo aproximadamente a realidades demográficas, cuyo mapa debería asemejarse al anterior a 1967, con algunos cambios establecidos de mutuo acuerdo y disposiciones especiales para los santos lugares en disputa de Jerusalem como fórmula esencial”. Agrega que cualquier acuerdo debe contemplar una solución para el tema de los refugiados.

En su tercera conferencia, Oz se refiere a la literatura como fuente de esa imaginación que al fanático le falta. La ficción, un mecanismo que nos pone constantemente en el lugar de otros, resulta un buen paliativo contra el gen maligno del fanatismo. Para explicar cómo resuelve él —en tanto escritor comprometido con una causa— la tensión siempre presente entre arte y política, Oz revisa momentos de su vida, empezando desde su niñez, durante el mandato británico, cuando él también era un pequeño fanático que gritaba “British, go home!”. “Imposible no desarrollar un sentido del relativismo”, dice Oz, “y cierta triste ironía sobre cómo el ocupado se convierte en ocupante, el oprimido en opresor, sobre cómo la víctima de ayer puede fácilmente convertirse en verdugo”.

¿Es Amos Oz —por recordarnos estos principios básicos, o por creer en una posible solución— un ingenuo, un tibio, un “traidor”? Eso es lo que diría de él cualquiera de los extremistas que hoy se multiplican por aquella parte del mundo, aunque en los hechos ninguno de ellos, hable el idioma que hable, haya logrado acercar la paz a su pueblo.

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Contra el fanatismo, de Amos Oz. Ensayos. Siruela (serie menor), 2003. 104 páginas. Recomendamos este libro en “Ciudad X”, La Voz (Córdoba, 7 de agosto de 2014).

Lo mejor que leí en 2010 (3/3)

Por Martín Cristal

Tercera y última parte de los libros que más disfruté leer en 2010:
[Leer Primera parte]
[Leer Segunda parte]

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Parranda larga. Antología poética,
de Nicanor Parra

Alfaguara, 2010. Poesía.
Llegamos a Parra por Bolaño, que lo señalaba como su poeta favorito. Luego de la muerte de Bolaño, Parra lo recordaría con uno de sus (¿anti?)poéticos “artefactos visuales”, que a mí me resultó conmovedor. Sobre la poesía de Parra, Elvio Gandolfo dice en el prólogo: “Su influencia se ha difundido por el modo en que atrae su modo de dar permiso, de abrir cancha en vez de cerrarla, de generar la audacia de hacer aquello que se tiene ganas de hacer, sobre todo con las palabras”.

Certero, lo de Gandolfo: ésa que él describe fue la sensación exacta que me dejó a mí este libro (cuyo prólogo leí, como corresponde, al final), además de la sorpresa de que la poesía pueda ser, también, muy divertida. Y ese “en poesía vale todo”, que el propio Parra expresa en uno de sus versos, me llevó a una nueva práctica: el remix de poesía, que iniciamos con el mismo Parra, que ya continuamos con Giannuzzi y Casas, y que en adelante seguiremos practicando con otras antologías, como una forma de que la poesía se reseñe a sí misma.

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La descomposición y Glaxo,
de Hernán Ronsino

Interzona (2007) y Eterna Cadencia (2009), respectivamente. Novelas.

En
El pez volador ya le dedicamos un artículo a Glaxo, la segunda novela de Ronsino, concisa y redonda.

Aprovechamos entonces para recomendar también la primera: La descomposición (Interzona, 2007). Ambas comparten un mismo personaje, Bicho Souza, aunque también se entrecruzan otros. La acción de las dos novelas abarca hechos que van desde los años treinta hasta finales del siglo XX.

Los sucesos de La descomposición y los de Glaxo se sitúan en un mismo pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires: Ronsino trabaja el concepto faulkneriano-onettiano de “unidad de lugar”. Leyendo ambas novelas se puede ir completando una línea de tiempo con los hitos de la historia íntima de ese pueblo, que casi siempre ocultan miserias personales y disimulan una violencia contenida (un olor a podrido de fondo: la descomposición). Esa violencia, en ambas novelas, deviene en crímenes inconfesables, de los que sólo el lector es testigo privilegiado. Seguramente volveremos a este pueblo y a estos personajes en las futuras obras de Ronsino.

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Spinoza. Una introducción,
de Diego Tatián

Editorial Quadrata-Biblioteca Nacional, 2009. Ensayo/Filosofía.

La colección “Pensamientos locales”, dirigida por Adrián Cangi y Ariel Pennisi, convoca a un intelectual argentino para que nos introduzca en el mundo de un filósofo de peso y fama universales: Ricardo Forster nos acerca al pensamiento de Walter Benjamin, Roberto Ferro al de Jacques Derrida…

Diego Tatián (Córdoba, 1965) es profesor de filosofía, ensayista, crítico y narrador. En el caso de esta presentación que hace de la vida y obra de Baruj Spinoza, lo primero que se agradece es el tono cordial y didáctico, que no intimida a quienes no somos versados en filosofía. Su amena oralidad se funda en el origen del texto: es la transcripción de un curso dictado en el marco del Programa de Estudios Judíos de la Universidad Nacional de Córdoba, en 2004.

Al contrario de lo que hacía Heidegger al dictar un seminario sobre Aristóteles, Tatián sí elige la biografía del filósofo como una vía esencial para acercarnos a su obra. El Herem (la excomunión de Spinoza del seno de la comunidad judía de Amsterdam, en 1656) es el hecho central desde el que Tatián desovilla, hacia adelante y hacia atrás, la vida completa de Spinoza, como una plataforma para abordar luego los rasgos generales de sus obras más importantes: el Tratado teológico-filosófico, la Ética

Para una obra que se presenta a sí misma como una introducción quizás no haya mayores méritos que los que ésta alcanza claramente: el de acompañar al lector hasta la entrada, el de dejarlo con las ganas justas de saber más y el de darle ánimo para abordar una obra como la de Spinoza, que se entrevé muy difícil, pero que seduce de antemano por las definiciones cruzadas que Tatián propone para ella: una filosofía “como manera de vivir, y no como manera de morir”; una ética que no se pregunta por el cumplimiento adecuado de los deberes morales, sino que se propone hacernos “conocer nuestra propia naturaleza” para descubrir así nuestras compatibilidades y poder “combinar los encuentros de una manera tal que se incremente nuestra potencia de vivir”, en aras de “tratar de llegar a ser máximamente causa de nosotros mismos”.

Una síntesis de esta serie salió en diciembre en la revista digital Hermano Cerdo.

Lo mejor que leí en 2010 (1/3)

Por Martín Cristal

Va la misma introducción que al inaugurar esta costumbre en 2009:

No siempre salgo a cazar las últimas novedades; tampoco me atrinchero sólo entre los clásicos. Leo sobre todo narrativa, pero no exclusivamente. El azar puso estos excelentes libros en mis manos durante este año. Van en orden alfabético de autores (esto no es un ranking). Para coincidir o disentir con otros lectores, como recomendaciones o como agradecimiento por las recomendaciones de terceros, leyéndolos tarde o temprano respecto de otros (¿qué importa?), estos son los libros que más disfruté leer en 2010:
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100 balas, de Brian Azzarello
y Eduardo Risso

Vertigo-DC Comics, 1999-2009. Historieta.

Serie negra americana, altamente adictiva, con abundantes crímenes, gangsters violentos, chicas fatales, facciones de la mafia enfrentadas y conspiraciones secretas.

Una galería de personajes del bajofondo americano se va involucrando con el misterioso agente Graves a partir del tentador regalo que todos ellos reciben de sus manos: un maletín con pruebas irrefutables de alguna traición que merecería ser vengada, más una pistola y el toque mágico: 100 balas imposibles de rastrear. Cualquier crimen cometido con ellas será ignorado olímpicamente por la policía.

Es el viejo truco de la lámpara y los tres deseos, salvo que la lámpara de Azzarello es una automática, que el genio son cien balas y que el deseo de todos los involucrados es uno solo: gozar de impunidad en su venganza.

A lo largo de —of course— 100 entregas, el dibujo del argentino Eduardo Risso asegura, con su reconocible estilo, la cohesión imprescindible que otras series largas, que cambian de dibujante de un número a otro, no logran mantener (sólo el personaje de Lono parece alterarse —crece y se hace más brutal— desde su primera aparición hasta las últimas).

Azzarello logra que la aventura de cada entrega cierre bien y aporte más tensión al arco general de la historia, con paciente inversión en el trasfondo de cada nuevo personaje (aunque sin abandonar los estereotipos habituales del género). Así nos lleva directo a la gran conflagración: el religioso baño de sangre que nos espera al final de toda historia de mafia, al menos desde cada peli de El Padrino para acá.

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Cómo hablar de los libros
que no se han leído
, de Pierre Bayard

Anagrama, 2008. Ensayo.

Ni licencia para mentirosos ni recetario cínico: el de Bayard es un ensayo brillante sobre la no-lectura, que sincera ciertas imposturas de la circulación cultural. Si quieren hablar de este libro sin haberlo leído, pueden leer la recomendación que hicimos de esta obra en el Nº 3 de Ciudad X (septiembre).

Con eso basta para hablar de este libro. Claro que, si quieren hablar de otros libros sin leerlos, entonces sí les convendría leer completo el de Bayard…

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El amor es la más barata de las religiones,
de Ariel Bermani

HUM, 2009. Novela.

En un artículo que le dedicamos a las novelas de Ariel Bermani, dimos cuenta de esta novela corta que funciona como un catálogo de voces y que toma de Cesare Pavese su título y su problema central.

En ese artículo —que luego se reprodujo en la revista Casa del Tiempo (UAM, México DF)— relevamos las relaciones de El amor… con las otras dos novelas que Bermani lleva publicadas: Veneno y Leer y escribir. Las tres comparten personajes y rasgos comunes.

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Horla City y otros, de Fabián Casas

Emecé, 2010. Poesía.

Fabián Casas se apropió de la difusa y amenazadora aparición creada por Maupassant, El Horla, para darle nombre tanto a este libro como a su propio communication breakdown (nervous, más bien), el cual le apagó “la musiquita” durante un largo período…

Abarcando ese hiato, el libro reune toda la obra de Casas de los últimos veinte años y, cosa rara para un libro de poesía contemporánea, va camino a convertirse en un modesto best-seller nacional, cosa que ha desviado la atención de algunos desde los versos hacia este mero hecho contable. Un estrabismo que en general es producto de la envidia, como bien explica Alejandro Schmidt en su blog.

El libro compila imágenes tan sencillas y cotidianas como potentes; como ejemplo hay una heladera de Coca-Cola que fulgura en la noche de un estacionamiento y que posiblemente sea el Zahir de nuestro tiempo.

Casas admite: “…esta falsedad / de tensar los poemas con una catástrofe / se ha convertido ahora en mi segunda naturaleza”. Sincerado el método, sus versos traslucen melancolía persistente, o extrañeza sobre el entorno, o amor filial… Los malos poetas siempre riman amor con dolor; Casas no rima nunca y trasmuta ese amor (o dolor) en inquietud por el presente, o bien en la añoranza de otras épocas, de ciertos afectos, de ciertos lugares.

La cronología de estos poemas desnuda una erudición creciente que va incrementando el número de citas doctas. No es una mutación que yo prefiera, la verdad, pero la admiración por Frank Zappa —que Casas expresa en un poema corto de Oda, y que yo también profeso— me obliga a olvidar el asunto y a darle la mano al poeta.

Urbano, rockero, culto y “chabón”, Casas entrecruza sentencias reflexivas a lo Giannuzzi, el spleen de Baudelaire aplicado al barrio de Boedo, versiones locales del budismo zen, súbitas revelaciones con la basura en la mano y la angustia universal del tempus fugit.

La yapa del libro es un “ensayo bonsái” colado al final del libro: el brillante e inspirador “La voz extraña”. Y claro, el Poet-Jockey ya remixó Horla City

Me voy de vacaciones. Quedan programadas para enero las dos entregas que completan esta serie. Como siempre, los comentarios serán bienvenidos, aunque demoraré en responderles… ¡Feliz año nuevo para todos!

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Leer parte 2 de 3 | Leer parte 3 de 3

Cómo hablar de los libros que no se han leído, de Pierre Bayard

Por Martín Cristal

Una versión más corta del presente artículo se publicó en el número 3 de la revista Ciudad X.

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En un cuento de Efraim Kishón, éste se encuentra con un escritor que hace meses le envió por correo un ejemplar de su último libro. El encuentro desemboca en la pregunta inevitable: “¿qué te pareció?”. Pero Kishón no ha leído el libro; ni siquiera le ha quitado el papel madera en que venía envuelto. No sabe el título ni el género de la obra. El cuento («Cómo comentar libros sin demasiado esfuerzo», incluido en El arca de Noé, clase turista) prosigue con los esfuerzos de Kishón por hacer observaciones ambiguas y generales que le permitan obtener de su colega algún dato con el cual construir un comentario decente.

Situaciones así le interesan a Pierre Bayard (Francia, 1954) en su brillante ensayo Cómo hablar de los libros que no se han leído. La estrategia para arrancar cada capítulo es la que usamos aquí: recordar una obra literaria donde alguien habla de un libro no leído. Enseguida, el autor analiza a fondo dicho ejemplo. Bayard toma casos de Musil, Valéry, Eco, Montaigne, Greene, Lodge y Wilde, entre otros. El elocuente epígrafe que abre el libro es precisamente de Oscar Wilde: Jamás leo los libros que debo criticar, para no sufrir su influencia.

Entre todos los ejemplos que analiza Bayard, se destaca el de un estudio antropológico: la interpretación que una tribu africana —los tiv— hace de Hamlet. Cuando, en la propia aldea de los tiv, la antropóloga Laura Bohannan les refiere la obra de Shakespeare, las opiniones y críticas que expresan los miembros de la tribu resultan articuladas e interesantes, incluso sin que ellos conozcan nada de la cultura inglesa o europea (mucho menos de Shakespeare en particular).

¿Licencia para mentirosos? ¿Recetario cínico? No: el de Bayard es un ensayo honesto, que sincera ciertas imposturas de la circulación cultural. En especial blanquea la “no-lectura”, que no es la prescindencia total de los libros, sino toda situación limítrofe a la lectura: los libros leídos y luego olvidados, los que sólo hojeamos alguna vez, aquellos de los que sólo hemos oído algo… Primero, Bayard razona estas “maneras de no leer”; luego distingue situaciones en las que podría tocarnos hablar de un libro no leído (en la vida mundana, frente a un profesor, frente al mismo autor del texto o frente al ser amado); por último, analiza algunas conductas que convendría adoptar en esas situaciones (no sentir vergüenza, inventar el libro que se comenta o bien, hablar menos del libro que de uno mismo).

El autor alega por una “evolución psicológica” que nos libere del peso de la cultura y nos haga entrar de lleno en el terreno de la creación. Sostiene también que nuestra relación con los libros se da en “un espacio oscuro habitado por fragmentos de recuerdos”. En suma, Bayard nos dice: nadie lee tanto como dice leer y nadie puede leerlo todo, así que relajémonos un poco, desactivemos las prohibiciones culturales y opinemos libremente con los elementos que tengamos a mano. Bayard nos propone esto a través de un libro irónico, divertido y liberador. Un libro que espero poder leer entero alguna vez.

Cómo hablar de los libros que no se han leído, de Pierre Bayard. Anagrama, 2008.

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