Por Martín Cristal
No había vuelto a leer ciencia ficción (CF) desde los veintidós o veintitrés años. Los pocos autores que había leído hasta entonces son iniciáticos y bien conocidos: Verne, Bradbury, Burgess, Clarke, Orwell, Asimov… En esa época sólo por casualidad me había tropezado con algo fuera de esas coordenadas archicanónicas: un par de novelas de Brian Aldiss, una de John Mantley, otra del dúo Pohl-Kornbluth… y no mucho más.
Supongo que las ganas estaban latentes y se desataron después de un viaje a Rosario que hicimos en agosto de 2011 con Vigna, Carbonell y Quintá. En ese viaje conocí a Elvio Gandolfo. Al tanto de su experiencia en el género, aproveché para consultarle sobre viejas recomendaciones de terceros; que yo las hubiera conservado en mente por tanto tiempo indica que mi deseo estaba ahí, esperando un disparador. Completé esa lista mental con otros autores que esa noche nombró el propio Gandolfo: Stephenson, Miéville, Millhauser, Chiang…
Al volver, gugleé algunos listados de «clásicos», grossos del género, leí una buena cantidad de sinopsis para ver cuáles ideas me interesaban más y después salí a las librerías de Córdoba… pero —tal como nos había advertido Gandolfo— me di con que en la actualidad hay poquísima CF en las librerías argentinas. De libros que todo el mundo en la web dice que son geniales, magistrales, clásicos ya… nada, no están. Los grandes autores contemporáneos también son difíciles de encontrar, salvo contadas excepciones.
Mi primera hipótesis —sin leer todavía a Capanna; una wild guess, más bien— fue que el género de la CF tal vez encontró un mejor espacio de expresión en el cine. Y es cierto que en el cine creció, pero no es cierto que los libros de CF hayan declinado por completo en el resto del mundo. En España, por ejemplo, la tradicional editorial de CF, Minotauro, sigue existiendo, aunque fagocitada por Planeta; incluso otorga un premio anual. Sin embargo, actualmente nada de lo que se edita allá —en Minotauro o en otras editoriales— llega con fluidez a la Argentina. Es como si consideraran que el mercado de acá no vale la pena.
Esto me hizo pensar si la CF no será un género para países «desarrollados»: en los países pobres, donde el problema es el aquí y el ahora, ¿cómo narrar, además, el futuro o el espacio exterior? ¿Cómo distraerse con especulaciones, con what ifs? ¿Qué ciencia ficción puede haber escrita en África, por citar el continente en que los sudamericanos pensamos cuando no queremos vernos a nosotros mismos como el último orejón del tarro?
Por una razón o por la otra, el hecho relevado es que las librerías cordobesas son un páramo para la CF. Hay poca oferta, apenas unos títulos repetidos de unos pocos autores (Bradbury y Asimov a la cabeza); muchos empleados —sobre todo los de las grandes cadenas— confunden ciencia ficción con otras ramas de la narrativa «de imaginación». Sí: a veces la frontera es difusa. Lo cierto es que ante mi pedido de CF me ofrecían fantasías de Tolkien, historias de terror de Stephen King, la saga Crepúsculo, etc. En las de usados y saldos, me explicaron que, cuando aparece algo, los fans de la CF locales lo compran enseguida. En pocos días desaparece todo.
En materia de libros, buscar y no encontrar puede ser desalentador… pero cuando encontrás, la polaridad se invierte: te entusiasmás en extremo con lo que pescaste. Eso, más el incentivo de leer más tarde El libro de los géneros, del mismo Gandolfo (Norma, 2007)… listo. El daño ya estaba hecho: quedé envenenado de ganas de leer ciencia ficción.
Así que empecé a comprar lo que me iba cruzando por ahí. Me da un poco de vergüenza confesar que en cierto punto empecé a comprar más libros de los que podía leer en un plazo más o menos razonable. Tenía el impulso y la sensación (¡tan infantiles!) de querer llenar un álbum de figuritas. Un álbum inabarcable.
De a poco aprendí a buscar mejor. Me di cuenta de que en las librerías hay rincones que uno deja de mirar, debido al hábito de autoservirse sólo de aquellos estantes en los que se encuentra lo que lee habitualmente. Desprogramándome, logré encontrar varias perlas. En la Feria del Libro de Córdoba, en un par de stands de librerías que vienen de Buenos Aires, también conseguí algunas cosas viejas y buenas.
La pila de libros me duró toda la primavera y también parte del verano. En
El pez volador voy a ir subiendo apuntes sobre algunas de las obras leídas durante esta sci-fi fever (ampliando el rango, en algún caso, a las zonas aledañas con la fantasía, menos definidas). Seguramente esas notas apuradas no aportarán novedades para los veteranos del género; si las consigno acá es para dejar registro de una etapa más de mi vida como lector. Una etapa muy divertida, por cierto.
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PD. Los libros de ciencia ficción comentados en este blog
se irán agrupando bajo la categoría Ciencia Ficción:
- Sci-fi Fever
- Ubik, de Philip K. Dick
- El juego de Ender, de Orson Scott Card
- ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick
- Fiebre de guerra, de J. G. Ballard
- Chronic City, de Jonathan Lethem
- La intersección de Einstein, de Samuel R. Delany
- Flatland, de Edwin Abbott Abbott
- Hacedor de estrellas, de Olaf Stapledon
- El azogue, de China Miéville
- Mundo espejo [Pattern Recognition], de William Gibson
- El hombre imposible, de J. G. Ballard
- La historia de tu vida, de Ted Chiang
- El hielo, de Vladimir Sorokin
- Ray Bradbury (1920-2012)
- No hay edad para apreciar la luz de un rayo
- Antología: Obras maestras. La mejor ciencia ficción del siglo XX (I)
- Antología: Obras maestras. La mejor ciencia ficción del siglo XX (II)
- Antología: Obras maestras. La mejor ciencia ficción del siglo XX (III)
- Fundación y Fundación e imperio, de Isaac Asimov
- Ready Player One, de Ernest Cline
- Mundo Anillo, de Larry Niven
- Mirrorshades. Una antología ciberpunk, de Bruce Sterling, ed. (I)
- Mirrorshades. Una antología ciberpunk, de Bruce Sterling, ed. (II)
- Mirrorshades. Una antología ciberpunk, de Bruce Sterling, ed. (III)
- Hombres salmonela en el planeta Porno, de Yasutaka Tsutsui
- Matadero Cinco, de Kurt Vonnegut
- El hombre en el castillo, de Philip K. Dick
- Plop, de Rafael Pinedo
- La afirmación, de Christopher Priest
- Quemando Cromo, de William Gibson
- Flores para Algernon versus Muero por dentro
- Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, de Philip K. Dick
- Ojo en el cielo, de Philip K. Dick
- August Eschenburg y Risas peligrosas, de Steven Millhauser
- Las playas del espacio, de Richard Matheson
- Solaris, de Stanislaw Lem
- Rascacielos, de J. G. Ballard
- La isla de cemento, de J. G. Ballard
- Antología: Relatos selectos de Philip K. Dick
- Perpetua en Eribea: novela de ciencia ficción, online
- Las redes invisibles, de Sebastián Robles
- Los hackers en la ficción
- La rueda celeste [The Lathe of Heaven], de Ursula K. Le Guin
- Antología: 25 minutos en el futuro. Nueva ciencia ficción norteamericana. (I)
- Antología: 25 minutos en el futuro. Nueva ciencia ficción norteamericana. (II)
- Los cuerpos del verano, de Martín Felipe Castagnet
- El zoo de papel y otros relatos, de Ken Liu (I)
- El zoo de papel y otros relatos, de Ken Liu (II)
- Las furias, de Renzo Rossello
- The Power, de Naomi Alderman