[…] Bares vacíos tiene la virtud de ser entretenida al tomar giros inesperados cuando el narcotráfico aparece en escena, pero al mismo tiempo invita a la reflexión […]. En mi calidad de inmigrante me identifico con Manuel cuando de forma continua en las páginas de la novela a través del idioma común, el español, se reconoce como alguien que no pertenece, lo encontramos “traduciendo” modismos mexicanos al lenguaje coloquial argentino […]. Esta continua reflexión no es un juego gratuito, con frecuencia damos por sentado que el español nos une de forma automática como latinoamericanos cuando, como nos dice Jorge Volpi en su ensayo “El insomnio de Bolívar”, es poco lo que sabemos unos de otros.
Omar Villasana, en la edición digital de
Nagari, Revista de creación, Nº 5,
Miami, EE.UU., julio de 2013.